Esas cosas que me gustan de Copenhague

Este bloguero vuelve a su actividad divulgativa tras un breve periodo de inactividad. Lo siento, en Copenhague ha estado haciendo sol, incluso calor, y eso no es algo que pueda desaprovecharse. Julio nos ha regalado días rondando los 30 grados y hemos cabalgado sobre una media de 24.3 grados durante las horas del día durante todo el mes.

el tiempo

En este contexto yo he tenido la feliz idea de apuntarme a un curso intensivo de danés que ha empezado a sacarme de la oscuridad de la que ya hablamos en varias ocasiones (aquí y aquí).

Como pequeño añadido, el verano es la época de visitas. Este año el hotel está de enhorabuena ya que hemos conseguido reservar casi el 100% de las noches todas las habitaciones. Caminamos ahora mismo desde nuestra segunda ronda de visitantes hacia el sprint final de 43 días seguidos con alguien en casa con la sola excepción del próximo sábado.

Así que el verano será época de pocos posts, I am afraid.

Un efecto secundario muy positivo de nuestra actividad hostelera es que estamos conociendo intensamente Copenhague y sus alrededores. Nuestro pequeño establecimiento ofrece un amplio rango de servicios, incluyendo visitas guiadas por lo que se están convirtiendo en nuestras pequeñas tradiciones danesas. Al final del verano os haré un resumen de los grandes éxitos.

En la entrada de hoy voy a acercaros a algunas de esas cosas que tanto nos gustan de esta ciudad y que esperamos seguir compartiendo con mucha gente.

Las pastelerías

Copenhague está llena de pequeños museos gastronómicos de lo dulce. Un reciente lector de este blog, que para nuestra común desgracia voló de vuelta a Segovia tras su feliz migración por Dinamarca, estará muy de acuerdo en que no hay nada mejor que una tarta de mousse de chocolate de Lagkagehuset.

lagkagehuset

La realidad es que la repostería danesa es mucho más amplia que Lagkagehuset. Los que me conocéis sabéis que mi ciego pensamiento conservador en lo gastronómico me lleva a no adentrarme más allá de dónde el cacao tiñe de perfección un bollo. Sin embargo, en momentos de enajenación he sido capaz de probar y apreciar el kanelsnegle o rollo de canela en román paladino.

El kanelsnegle es un bollo que esconde en su restringida formulación química (harina, canela, azúcar y mantequilla, ocasionalmente uvas pasas) la belleza de las cosas sencillas. Aunque los suecos presumen haberlo inventado los daneses lo agitan con el mismo orgullo que su bandera. Y, como siempre por estos lares, hay un vínculo con el nacionalismo. La navidad pasada hubo una gran polémica en Dinamarca dado que la Unión Europea se adentró en el terreno pantanoso de prohibir este bollo al contener un tóxico propio de la canela, la benzopirona 2H-cromen-2-ona, también conocida por el nombre artístico de coumarina. Ríos de tinta sobre este ultraje fueron vertidos sobre los periódicos daneses.

bollo de canela

Los brunch

El brunch es uno de esos conceptos que nací para encontrar. Durante mi infancia fui educado en el reciclaje alimentario. Mis desayunos siempre han contenido retazos de las comidas y cenas de días anteriores. Soy un experto en maridaje, casando sin despeinarme un vaso de colacao con aquella pasta bolognesa que tanto gana tras un breve tratamiento de microondas.

El brunch es la cuadratura del círculo. La proporción aurea.

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Pues bien, Copenhague ofrece los mejores brunch que yo he podido presenciar. Desde el abundante y variado del Café Apropos, pasando por la calidad y estupenda localización de la cafetería de la Kulturhuset o terminando por el insultantemente caro pero exótico y snob servido en Toldboden.

Las bicicletas

Copenhague es la ciudad más práctica y preparada para las bicicletas que yo he conocido. En Bruselas me movía en bicicleta a todos los sitios. En ese momento me parecía seguro y práctico. Ahora me doy cuenta hasta qué punto estaba equivocado.

A pesar de mis tímidos inicios en el mundo ciclista danés que os contaba muy al principio de esta aventura, hoy día conozco las normas y soy capaz de circular sin generar pequeños colapsos circulatorios. He aprendido que esto es fundamental en la integración danesa dado que estos grandotes seres humanos rubios se convierten en la peor calaña cuando algo va mal en los carriles bici. Todavía recuerdo la mirada inyectada en sangre del primer individuo que atropellé accidentalmente al bajarse de un autobús… un fallo lo tiene cualquiera!

La seguridad

Me encanta sentir que puedo caminar por la ciudad con la tranquilidad con la que se pasea por el campo o por un pueblo pequeño. Que puedes olvidarte un momento tu móvil encima de la mesa de una terraza y cuando vuelvas la vista seguirá ahí. Que si dejas el carrito de A1 fuera, mientras estás en uno de esos brunch, cuando termines no estará vandalizado y seguirá estando donde lo dejaste.

Y es que la seguridad parece ser una cuestión de sentimientos porque al parecer las estadísticas tampoco separan tanto la realidad danesa de la española en cuanto a robos se refiere. Según Politiken, una especie de El País (de los buenos tiempos) danés, en Copenhague el 95% de los robos no fueron investigados por la policía al afectar a bienes de menos de 100.000 euros. Curiosamente, en Dinamarca se registraron 1939 robos en domicilios por cada 100.000 habitantes cuando en España no llegamos ni a 420. Sin embargo, los robos se realizan con más educación, mayoritariamente en viviendas unifamiliares y sin violencia, cuando los habitantes están de vacaciones (97% de los casos contra 65% en nuestro país de origen). Dinamarca tiene las estadísticas más bajas del mundo en asaltos en la calle, homicidios o vandalismo. Es decir, ya que se ponen les gusta robar directamente en las casas, allá donde haya cosas caras, no se andan con minucias. Mi amigo Mr J tiene que poner orden por aquí.

El contacto con la Naturaleza

Otra de las cosas a valorar de nuestra ciudad de acogida es la Naturaleza. Cada esquina de la ciudad está cerca de un parque, el mar, o un espacio natural con aspecto bastante salvaje para los que somos de asfalto. Esto merecerá entradas específicas cuando tenga fotos suficientes para ilustrarlo.

La conservación de sus valores y esencias

Ya os vengo hablando bastantes veces de la afición por el nacionalismo (aquí o aquí) en Dinamarca. Cada vez que profundizo me doy más cuenta de que no es un sentimiento homogéneo. Mientras en algunos casos es pura retórica estéril y xenófoba en otros casos es sincero apego por un modo de vivir.

En el mundo cada vez más homogéneo y globalizado, donde lo distinto se aplasta por ineficiente, es bueno ver que hay alguna aldea gala que se resiste al invasor. Si el precio a pagar es convivir con banderas en las tartas de cumpleaños, me parece aceptable.

tarta

El agua caliente centralizada

Siempre recordaré mi casa de la calle Seseña (mis lectores de Aluche sabrán a cual me refiero). En ella era frecuente desvestirse, entrar en la ducha, abrir el grifo y recordar en ese momento que el viejo calentador de gas no estaba encendido. Tras cruzar toda la casa en pelotas (o gritar a tus padres socorro) y subsanar este pequeño contratiempo había que dejar pasar litros y litros de agua helada hasta que por fin llegaba el ansiada agua caliente. Esta primitiva e inaceptable forma de vivir no es comprensible en Copenhague. Aquí el agua caliente tanto para ducha como para calefacción se fabrica centralizada en una red de plantas térmicas que cubre barrios enteros.

Cuando abres el grifo de la ducha no pasan más de 10 milésimas de segundo y ya tienes tu preciado agua a 37 graditos; agua que sale siempre a la misma temperatura, sin fríos sobresaltos porque algún desaprensivo decida lavar los platos.

La new nordic cuisine

La verdad es que mi contacto con ella ha sido hasta el momento efímero, pero ha conseguido algo que muchos entenderéis que es digno de valorar; que un plato como el siguiente me parezca de interés…

comida

Los horarios respetuosos con la vida

Me encanta ver como la gente disfruta de la vida y de su tiempo en Dinamarca. Cuando salgo a las 7:45 AM parezco ser el último que llega al trabajo. Cuando salgo a las 17:00 todos están ya aprovechando el sol en verano y disfrutando de la luz de las velas en su invierno repleto de hygge.

El verano con tintes de primavera

Y aunque pronto me tildaréis de loco y converso, casi chaquetero, he de decir que me gusta el clima de Dinamarca. Especialmente me gusta que el verano no asfixie a todo ser vivo durante 14 horas al día sino que parezca un eterno renacer primaveral.

El danés

Aquí os donde ya supongo que habréis empezado a pensar que estoy perdiendo el juicio. No os falta razón.

El danés es una de las cosas más difíciles que jamás enfrenté en la vida (después de hacer dieta). Y pensad que soy un tío que alguna vez supo resolver integrales y entendió lo que son los números imaginarios.

Confrontarme con el danés me ha devuelto a lo desconocido. A ver pequeños haces de luz en la oscuridad. A la vez, el increíble progreso de A1 me hace sentir cierta impotencia y mucho orgullo paternal.

En fin, como os contaba, este verano mi presencia en la fibra óptica que conduce hasta vuestras pantallas será intermitente. Me debo a mis visitas y al verano danés.

Tengo pensado hacer una entrada sobre las cosas que echo de menos de Madrid (cosas que no personas, entonces la entrada sería infinita) así que os invito a sugerir lo que os parezca ya sea en los comentarios de esta entrada o por cualquier otro medio.

Hasta la próxima entrada.

5 Respuestas a “Esas cosas que me gustan de Copenhague

  1. Habitualmente, la lectura de tus estupendos posts me produce un estado mezcla de alegría e intensa nostalgia, pero tu alusión directa hoy y el recuerdo de la espectacular tarta de mousse de chocolate de Lagkagehuset, que durante dos años ha hecho que pierda mis modales en la mesa, han sido demasiado: casi lloro. Permíteme, a cambio, que me haga publicidad recordando un post dedicado al espacio natural que ocupa el suroeste de la isla de Amager http://elviajeroaustral.wordpress.com/2014/02/09/de-viento-porrones-serretas-y-lechuzas/ Abrazos

    • Paco, ya estoy deseando que vengas y pierdas los modales en mi casa junto a una o varias tartas de Lagkagehuset! Sigue haciendo publicidad de tu material cuando quieras pero no mucha que la gente se va a tirar directamente a tu significativamente superior calidad 🙂

      • Eres un exagerado, pero muchas gracias. Lo de la «auto-publicidad» era al hilo de tu comentario sobre los espacios naturales cercanos a Copenhague, pero no se repetirá. Espero impaciente tu próxima entrada… y el otoño para darle a las tartas.

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