La distancia

Lo primero de todo excusar mi desaparición cibernética. No es que haya tenido una crisis creativa sino que han sido unas semanas por diversas razones algo ocupadas. Unas semanas en las que he recorrido, según una estimación conservadora, 11.450 km, la mayoría de ellos en avión y tren, 6200 en 48 horas.

Entre las razones que lo explican, están la mejor y la peor. Acompañar a gente a la que quiero pero hacerlo en el peor de los momentos; cuando alguien querido se va aún más lejos.

Cuando vives fuera y este tipo de cosas ocurren sientes más que nunca las distancias y los límites que la expatriación te supone. Reflexionas de forma súbita y obligada acerca de lo irreversible que es el tiempo y la distancia.

Hoy día, vivir en el extranjero parece haberse convertido en una aventura exótica donde los límites físicos quedan disueltos por las nuevas tecnologías. Un ‘whatsapp’, una conversación en ‘Skype’, un ‘Hangout’ o el ya casi desahuciado e-mail nos hace pensar que estamos ilusoriamente cerca. A un ‘clic’ de distancia.

Pero como bien dice A1, revestido de toda sinceridad y sentido común infantil, en Skype no se puede abrazar.

Durante estas semanas hemos podido avanzar socialmente en Dinamarca… conociendo a más expatriados todavía. Haciendo más grande ese cierto fenómeno de gueto en el que nos sumimos irremediablemente los que nos vamos a vivir fuera.

Hemos podido conocer a parte de esa legión de aventureros españoles y de otros lugares que han viajado con sus familias y un par de maletas. Con poco más. Y con poco menos, porque hace falta mucho espíritu de sacrificio y valentía para dar semejante salto sin una red de seguridad. Yo no me atrevería nunca a clasificarme dentro de ese grupo dado que aquí vinimos con mucho resuelto.

Sin embargo, la vivencia es similar. Las distancias parecen no existir hoy día. La comunicación ocurre en tiempo real y en todas direcciones.

Sin embargo, afortunadamente, el contacto físico sigue marcando la diferencia. Hoy día trabajo diariamente con gente que está en diferentes lugares de Europa. Normalmente intercambio cerca de 200 e-mails al día. Participo en webinars y en videoconferencias. Hago uso de todo el menú de opciones que las tecnologías nos han puesto al alcance de la mano.

Sin embargo, 5 minutos tomando un café con alguien me lleva a entender mejor lo que necesita, lo que busca, como ve las cosas.

He de reconocer, sin embargo, que la distancia es un concepto complejo, elástico. Vivo con tristeza no poder compartir todavía la alegría de J y M con su recién llegado A1bis. Sin embargo sé que nada ha cambiado entre A1 y sus abuelos, a los que incluso da chocolate a través de la pantalla.

Hay relaciones que crecen a través de lo cibernético y tienen poco de material. Mis compañeros en Frankfurt están constantemente en mi bandeja de Outlook, en mi teléfono y en mis preocupaciones. Entre vosotros y yo, en ese enjambre de letras y números que hay detrás de los e-mails, ya he tejido mí preferencias personales. Solo he podido confrontarlas seriamente con 5 horas de contacto real. Lo que somos asoma poco a poco entre las líneas, los saludos, los smilyes.

Hay sentimientos, relaciones y vivencias que se llevan bien con la distancia física. Otras no tanto. Algunas separaciones son naturales otras elegidas. Las obligadas suelen ser peores, al menos al principio. A veces las distancias son transformadoras y hacen crecer lo más inesperado.

A1, por ejemplo, no consiente en modo alguno que su madre pasé mucho rato a la irritante distancia de 8 km que separa su Børnehave de la academia de danés. Sin embargo en sus sueños siempre quiere ir a estrellas y lunas azules. Todo lo que merece la pena, para él, tiene ese color y está así de lejos.

Poco a poco sus compañeros reales le parecen más interesantes ya que está avanzando hacia el oasis en el desierto del danés. Pero nadie podrá de momento arrebatar el lugar que Caillou, ese simpático canadiense, ocupa en su corazón.

Lo que si resulta claro es que cuando algo definitivo ocurre, los 2503 km que hay entre Aluche e Islands Brygge se tornan de golpe en una distancia que puedes tocar y sentir.

Sea como sea, deseo que estés disfrutando allí donde todas la estrellas y lunas son azul celeste.

distancias y lunas

Hasta la próxima entrada.

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